Sin embargo, ir al enooooorme festín de libros en La Rural alone es casi perfecto. El tiempo fue todo mío y no dependía de nadie que se impaciente porque colgara leyendo varias contratapas. De hecho, hasta que me decidí por el libro que finalmente compré, habrán pasado unos 25 minutos y nadie me apuró. Caminé a mi paso, entré en cada stand que me interesaba y volví a recorrer todo cuantas veces se me vino la gana.
Experiencia recomendada.